Silvia Iriondo
SELECCIÓN
TEMAS:
01 - Nostalgias santiagueñas
02 - Calle Angosta
03 - Los hermanos (con Jaime Roos)
04 - Casi casi
05 - La guampada
06 - Mi pequeño amor
07 - Las dos puntas
08 - Coplas para la Luna
09 - La nostalgiosa
10 - El cosechero
11 - La cruzadita
12 - Kichororo
13 - Remolinos
14 - Serenata del 900
DESCARGA:
Silvia Iriondo nació en Buenos Aires el 7 de junio de 1955. Empezó su trayectoria en la década de 1970 grabando obras en las que aborda la música del paisaje en diversos ritmos, la canción de los pueblos originarios, el canto anónimo, la copla indígena y la mirada de nuevos compositores. Como solista, editó los discos Silvia Iriondo (1990), Río de los pájaros (1996), Tierra que anda (2003), Coplas para la luna (2005), Ojos negros(2006), Mujeres argentinas (2010), Anónima. Tributo a Leda Valladares (2015). Tierra sin mal (2018) y Pasionarias (2020).
Ha desarrollado parte de su carrera junto al pianista Carlos Aguirre y el guitarrista Quique Sinesi. Participa como invitada en grabaciones y proyectos de figuras como Jaime Roos, Alberto Muñoz, Carlos Núñez, Raúl Carnota, Manolo Juárez, Lilián Saba, Luis Salinas y Jorge Fandermole, entre otros. Desde 1990 realiza giras europeas por España, Italia, Alemania, Francia, Austria y Bélgica. También es maestra de canto, y desarrolla un lenguaje a partir de la técnica y de la experimentación vocal, búsqueda que define como “música fugitiva en constante cambio”. Reinterpreta la canción folklórica, búsqueda que define como “música fugitiva”, como aquello que permanece en constante cambio, y promueve otra posibilidad.
Para Silvia, el escenario es un “espacio ritual” donde cada canción se celebra de manera singular. A veces una guitarra, otras un piano, a capella, o con un set de sartenes percutidas. “Cada canción tiene su propio vuelo, de donde surge el ámbito justo para ilustrar su viaje”.
El hombre y el paisaje, la música étnica y la ciudad, la definen en una búsqueda constante de unidad y fusión. El canto del paisaje y el latido ensordecedor de una gran ciudad que avanza sobre la soledad del hombre. La articulación de un encuentro posible entre ambas culturas, es el desafío. La canción folklórica se presenta así en contacto con lo cotidiano, con lo urbano, sin descuidar por ello, la esencia misma de su centro, su hondura, profundidad, la frescura y sensualidad de su género”.
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