Carlos Carabajal
SELECCION
TEMAS:
01 - Como pájaros en el aire
02 - Mi abuela bailó la zamba
03 - Desde el puente Carretero
04 - Alma de rezabaile
05 - Entre a mi pago sin golpear
06 - Vidala de la copla
07 - De la Banda a Santiago
08 - Achalay tierra mojada
09 - Escondido de la alabanza
10 - Déjame que me vaya
11 - A la sombra de mi mama
12 - Aquel tiempo de mi infancia
13 - Mi abuelo tenía un violín
14 - Zamba para un bohemio guitarrero (Con Mauricio Aznar)
15 - Añoranzas
16 - Borrando fronteras
17 - Chacarera del monte
18 - Hermano Kakuy
19 - Parece mentira
20 - La pucha con el hombre
21 - Alma chayuera
22 - Fiesta churita
23 - Amor de las trincheras
24 - De fiesta en fiesta
Don Carlos Carabajal nació en la Banda, Santiago del Estero, un 12 de septiembre de 1929 y fue el quinto de doce hermanos del hogar formado por doña María Luisa Paz y Francisco Rosario Carabajal.
El inauguró una escuela “chacarerera” a partir de su perfecto rasguido, su canto ajado y su acento bien santiagueño... pero mucho antes, quizá, su historia comienza con un padre que no quería el destino de guitarrero y cantor para su hijo, aunque Carlos, un muchacho inquieto en esos días, conformó conjuntos como Los Changos Bandeños, o los míticos Manseros Santiagueños (junto a Onofre Paz y Leocadio del Carmen Torres), para luego, en 1960 formar, con su hermano Agustín, Los Carabajal con quienes estuvo hasta 1969, momento en que elige su carrera de solista.
Tuvo varios oficios durante su vida, en especial en su estadía en el gran Buenos Aires: albañil, hombreador de reses en frigoríficos y de bolsas en el puerto, entre otros; aunque nunca abandonó su amor por la guitarra y las coplas... “Me sentaba y tenía tiempo de sobra para pensar. Así me salían las canciones. Venía recorriendo los barrios y yo pensaba solo en Santiago del Estero. Toda la nostalgia la traducía en canciones” solía contar.
Tan famosa como sus conjuntos, fue su unión artística con el eximio bailarín y amigo Carlos Saavedra, quien decía en algún espectáculo “tenemos orden de no morir”, quizá predestinando su trascendencia en la memoria del pueblo (posiblemente la única forma de ser inmortal, sin tener que ser Dios).
El músico Carlos Podazza, gran guitarrista y docente musical de Tucumán, aconsejaba a sus alumnos: “Te puedo enseñar la zamba, la tonada, la cueca, pero si querés aprender bien la chacarera, sólo te la tiene que enseñar un santiagueño”, cuán acertadas palabras, y fue precisamente Carlos Carabajal el “señor” de este rasguido.
Cuando comenzaba a rasguear la guitarra ya podía diferenciar inequívocamente si se trataba de una chacarera, un gato o un escondido (que musicalmente son casi idénticos).
Fueron muchas, muchísimas sus composiciones exitosas: La Pockoi pacha y Chacarera del patio con letra de Cristóforo Juárez, Entre a mi pago sin golpear con Pablo Raúl Trullenque, El campo te está esperando y Mi abuelo tenía un violín con su hijo Peteco, la Sacha Pera con Oscar Valles, Viejo Río Dulce con Marcelo “Cola e’ gallo” Ferreyra o temas como La del olvido o Alma challuera que compuso en letra y música.
Carlos Carabajal colaboró con innumerables conjuntos o solistas haciendo rasguidos de chacarera... Se lo considera el mejor en esta tarea.
¿Qué guitarrero o que bailarín no se sintió contagiado alguna vez por los sones de “Desde el Puente Carretero”, “Entre a mi pago sin golpear”, “Domingo santiagueño” o “Mi abuela bailó la zamba”?...
Luego de muchos años de vagar por los escenarios, el 5 de enero de 2006 actuó por última vez en el Festival de la Chacarera, encuentro del cual fue gran impulsor.
Su corazón se dio por vencido un 24 de agosto de 2006, y en su funeral se podían observar lágrimas al lado de guitarras, bombos, bailes y rezo, mucho rezo, por esa alma inquieta, musical, criolla que ya andará cacharpayando con sus amigos en algún rincón del cielo.
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